Mi querido profesor
- lacuentacuentos
- 16 dic 2018
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Llegaba siempre cinco minutos tarde a todas las clases; los alumnos esperábamos sentados mientras él se fumaba un pucho en el patio de la universidad. Tenía un paso calmado, debe ser por toda la edad que tiene, quién sabe cuánto. No sé si en su juventud haya sido así, no me lo imagino dando pasos calmados como ahora. Me lo imagino como el alma de la fiesta, el desordenado de la clase, el galán de las chiquillas. Si bien su altura no lo hace pasar desapercibido; es su actitud juvenil y entusiasta el que lo mantiene todavía haciendo clases. Es una mente brillante. Me llama mucho la atención todo lo que sabe… , no es memoria, es conocimiento real basado en la experiencia.
Sus clases enseñan mucho más que materia y no sé si mis demás compañeros se han dado cuenta, pero lo que el profe enseña es vida y sobrevivencia, pasión y entrega y la búsqueda propia del aprendizaje. Aprendemos lo que cada uno quiere aprender… ; de ahí nacerá nuestro aporte a la humanidad.
Ya hace siete años que salí de la universidad y un poco más del colegio, y vengo a recordar a este profesor porque mi hijo llegó del jardín diciendo que le gustaría ser un maestro.
Mi querido profe fue para mí y para muchas generaciones que pasaron después de mi un maestro; alguien que no sólo enseñaba, alguien que buscaba despertar en nuestras cabezas el amor por descubrir e inventar. No importaba la cantidad de horas dedicadas al estudio, mientras fueran las suficientes para encontrar nuestras propias respuestas a las interrogantes.... Hijo; si quieres ser maestro, empieza desde ya tu carrera. Y con esto me refiero a que cada día que la vida te vaya enseñando, lo podrás aplicar para ser un buen profesor, uno que no sólo repite cosas que demás personas descubrieron, sino alguien que ve en sus alumnos habilidades diferentes que se potencian con la materia que enseñes.

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